"Todos cantan el hombre de ninguna parte" / "Everyone sings the man from nowhere"
Bueno, hoy es el último día de mis dos semanas de vacaciones en High Wycombe. Ha sido un par de semanas interesantes; he aprendido un montón de cosas nuevas de mí mismo.
Por uno, me he dado cuenta de que mi sentido de orientación geográfica mundial ha transformado despúes de dos años en Madrid. Antes de vivir en España, sentía que vivía en "el sur", porque High Wycombe (mi lugar de nacimiento) se situa en el sur de Inglaterra, a pesar del hecho de que Inglaterra es un país del norte de Europa. Es decir, todo mi sentido de orientación geográfica dependía en la locación de mi pueblo en Inglaterra; eso era mi contexto geográfico completo (y el resto del mundo estaba sencillamente "afuera".)
Sin embargo, ahora me parece que Inglaterra es "el norte", incluso High Wycombe; que mi lugar de nacimiento no es mi centro de orientación geográfica ya. Claro, esto tiene que ver con el hecho de que llevo dos años en Madrid; vivir allí ha reconfigurado mi sentido de orientación geográfica mundial.
No obstante, no percibo la locación geográfica de Madrid como percibía esa de High Wycombe; Madrid no me parece el "centro geográfico del mundo", como era mi lugar de nacimiento. En lugar, no me parece que exista un "centro del mundo" ya.
Si pienso en donde estoy en el planeta, no veo una ciudad en el contexto de un páis, como con High Wycombe y Inglaterra, sino un mapa del mundo, en que hoy ocupo cierto punto, pero mañana podría ocupar otro. Es decir, siento que donde estoy en cierto momento no tiene tanta importancia ya; soy de High Wycombe, pero este hecho no tiene mucho peso emocional, a lo mejor por haber vivido en Madrid.
En otras palabras, reconozco que tengo raíces en este pueblo ingles, pero estos han sido arrancados, quizá por llevar tanto tiempo en España, un país que, sin embargo, no veo como verdadero "hogar alternativo". En lugar, sencillamente estoy donde estoy; mi felicidad no depende en mi locacíon geográfica; no veo High Wycombe y pensar, "¡Ah, estoy en casa!", ni Madrid tampoco.
No sé muy bien cuando perdí mi sentido de tener raíces geográficos emocionales; me gustaría tenerlos otra vez.
Well, today is the last day of my two week holiday in High Wycombe. It's been an interesting fortnight; I've learnt a lot of new things about myself.
For one, I've realised that my sense of worldwide geographical orientation has transformed after two years in Madrid. Before I lived in Spain, I felt like I lived in "the south", because High Wycombe (my birthplace) is situated in the south of England, in spite of the fact that England is a North European country. This is to say, my whole sense of geographical orientation depended on the location of my town within England; this was my complete geographical context (and the rest of the world was simply "elsewhere".)
However, now I feel like England is "the north", including High Wycombe; my birthplace is no longer my centre of geographical orientation. Of course, this has to do with the fact that I've lived in Madrid for two years; living there has reconfigured my sense of worldwide geographical orientation.
That said, I don't perceive the geographical location of Madrid like I perceived that of High Wycombe; Madrid doesn't seem to me the new "geographical centre of the world", as my birthplace did. Instead, it seems like there no longer exists a "centre of the world."
If I think about where I am on the planet, I don't see a city in the context of a country, as I did with High Wycombe and England, but a map of the world, in which today I occupy a certain point, but tomorrow I could occupy another. This is to say, I feel like where I am doesn't have so much importance now; I'm from High Wycombe, but this fact doesn't have so much emotional weight, perhaps because I've lived in Madrid.
In other words, I recognise that I have roots in this English town, but they've been ripped out, perhaps because I've lived so long in Spain, a country that, however, I don't see as a true alternative "hearth and home." Instead, I simply am where I am; my happiness doesn't depend on my geographical location; I don't see High Wycombe and think "I'm home!", nor Madrid.
I don't really know when I lost my sense of having geographical emotional roots; I'd like to have them again.