En contraste con el cuadro de Sorolla de ayer, éste no me da tanto placer inmediato. No es una celebración de la vida, como el de Sorolla. Sin embargo, no quiero decir que este cuadro no es disfrutable. Sencillamente, es disfrutable en una manera diferente. Es como, si no sirve para celebrar la vida, te impresa con su verosimilitud. ¡Podría ser casi una foto! ¡Y que habilidad poder hacer eso! Por ejemplo, mire a la onda del pelo del rey, o a su labio inferior gordo. ¿Has visto alguna vez cosas tan parecidas de una foto? Pero, claro, si este cuadro hubiera sido una foto, el rey sería feo. Vamos, ya veremos que no es guapo. Pero, por sido pintado, podemos apreciar su aspecto. Es una paradoja. El cuadro es bellezo, porque parece a una foto. Pero sí hubiera sido una foto, sería feo. Entonces, la pregunta es, qué es en ser un cuadro que el da belleza? Pues, tiene que ser la habilidad de Velázquez, para realizar algo así. Tiene que ser su habilidad para recrear la vida. En este sentido, lo que me da placer en este cuadro no es nada de la naturaleza. En su lugar, es la capacidad humana para recrear la naturaleza. Creo que es por eso que este cuadro es disfrutable.
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02 April 2013
01 April 2013
Joaquin Sorolla - Retrato de Raquel Meller (1918)
La cosa más obvia de este cuadro es cómo la cara de la mujer está enmarcado, primero por su sombrero, y entonces por su encaje negra. Son las únicas cosas de este cuadro que no son blancas. El efecto es enmarcar la cara de la mujer, y fijar la atención del espectador en su rastro. Por ejemplo, el rojo de sus labios parece mucho más rojo, para ser enmarcado.
Además, enmarcar el rastro de la mujer a mí parece psicológico. Despúes de todo, no es solo una mujer hermosa. Al ver su rastro, queremos saber, qué está pensando? Por qué nos ve así? El efecto es augmentar la importancia de su humor, su sentido de alegría. El cuadro no sólo captura las características de la mujer, pero su impresión de la experiencia de estar pintado.
La encaje negra conduce al espectador hacia abajo. Es entonces que vemos sus manos y, también, su vestido, que parece en flor. El vestido es casi una cosa aparte de la mujer. Es algo que lleva, pero que tiene su propia vida también. Sí, no veo el vestido como parte de la mujer. Podría ser que ella no importa por su ropa?
En un sentido la mujer parece una niña que ha sido vestida por sus padres. Quiero decir, ellla no lleva su ropa como es orgullosa de ella. Es más como "Si llevo este vestido, eso está bien también. Pero tú y yo sabemos que tengo mi propia mente, y voy a usarla." Quizá sea un poco pretenciosa en este sentido.
El gesto de la mano derecha de la mujer es muy delicado, y parece intencional, como ha pensado en poner sus dedos así. En ese sentido, es un gesto psicológico. Quiero decir, si la mujer hubiera pensado en poner sus dedos así intencionalmente, qué dice eso sobre ella? Que tipa de persona es? Por ejemplo, está jugando con el palo que tiene allí?
La expresión de la mujer es interesante también. Parece que está examinando a el pintor (Sorolla) mientras él está examinando a ella, como todo es un juego. Quizá sea por eso que parece que ella está jugando con el palo. Es su humor en este momento. Además, claro, sí Sorolla ha pintado su examinación de él sí mismo, ya parece que ella está examinando al espectador. Es casi meta.
Me gusta cómo su cuello señala hacia arriba un poco, y cómo está mirando al espectador de un ángulo. También es un gesto juguetón. Ella no está complemente en serio aquí.
Lo más disfrutable de este cuadro, como todos los cuadros de Sorolla, es que es un verdadero placer para ver. Puedes sentir el disfrute. Con Sorolla, siempre te sientes como la vida es un regalo, y hay que apreciarla por todo lo que puedes. Al ver este cuardo, quieres respirar profundamente, y sonreir, como fuera el primer día de la primavera.
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