15 August 2015

Keiichi Kobayashi - Sobre El Cielo Rosa (2011)


Como espectadores occidentales, creo que estamos acostumbrados a ver películas japonesas más o menos fantásticas; películas de yakuzi, como las de Takeshi Kitano, o de samurái, como las de Akira Kurosawa. Y, dado que son películas fantásticas, creo que aceptamos sin pensar en ello demasiado el hecho de que los personajes de estas películas siguen unos valores muy diferentes a los nuestros. Más obviamente, esto se ve cuando un yazuzi se corte el menique para compensar por algún error o, más extremo aún, cuando un samurái se hace seppuku. Sin embargo, lo interesante de “Sobre El Cielo Rosa”, un bildungsroman que tiene lugar en el Japón cuotidiano, es que vemos que los japoneses normales comparten estos mismos valores desconocidos. Vemos en cada gesto que hace y decisión que toma que sigue un código muy distinto al nuestro. Y, como espectadores occidentales, es como de repente no tenemos el velo de la fantasía para explicar estas diferencias. Debemos tomar a los japoneses totalmente en serio, sin realmente entenderlos. Es una experiencia inquietante, como cuando piensas que conoces un juego, y de repente te das cuenta de que todo el mundo sigue unas reglas diferentes.

As Western spectators, I think we're used to seeing more or less fantastical Japanese films; films about yakuzi, like those by Takeshi Kitano, or about samurai, like those by Akira Kurosawa. And, given that these are fantastical films, I think we accept without thinking about it too much the fact that the characters in these films hold values very different to our own. Most obviously, we see this when a yakuzi cuts off his little finger to make up for some mistake he's made, or even more extreme, when a samurai commits seppuku. However, the interesting thing about "About The Pink Sky", a bildungsroman set in quotidian Japan, is that we see that ordinary Japanese hold these same unknown values. We see in every gesture they make and decision they take that they follow a code very different to our own. And, as Western spectators, it's like suddenly we don't have the veil of fantasy to explain these differences. We have to take the Japanese totally seriously, without really understanding them. It's a perturbing experience, like when you think you know a game, and suddenly you realise that everyone else is following different rules.